

Mientras la mayor parte del país celebraba el Día de la Madre, el voleibol costarricense perdía a uno de sus padres.
Sión, Zepol, Hitachi, San José, Sarchí, Flores, Belén y la Universidad de Costa Rica fueron los equipos que dirigió el técnico con más títulos nacionales en el voleibol costarricense. El entrenador más laureado en la rama masculina y, como mínimo, entre los dos primeros también en femenino. Su nombre: Juan Acuña Gamboa.
“Juan era economista, no profesor de educación física, pero se preparó mucho con cursos internacionales. El hombre tenía mucha visión, mucho ojo para mirar al contrario. Siempre fue muy bien director, tal vez no así entrenador, pero se rodeaba de personas que le ayudaban en la formación de jugadores y como administrador era muy inteligente”, declara Alberto Travieso, entrenador cubano de Turrialba y antes por muchos años de San José -junto a Acuña-.
Los resultados son concluyentes: 42 de sus 65 años los dedicó totalmente al voleibol -ya fuera como entrenador o administrador-, y obtuvo hasta 27 títulos nacionales más los conseguidos a nivel centroamericano con la Selección Nacional.
“Tengo 53 años de estar en voleibol, he visto montones de entrenadores y para mi la mejor época fueron los 70s y 80s. Juan Acuña fue uno de esos pilares del voleibol, de los buenos de su época con su constancia y preparación dentro y fuera del país. Hizo al voleibol más competitivo”, añade Gerardo ´Chino´ Solano, entrenador de voleibol y actual comentarista de la Fecovol.
Todo comenzó a finales de los años 70, cuando el Consejo Nacional del Deporte y la Recreación descentralizó la Asociación de Voleibol (ente organizador en aquel momento) y designó una Comisión Reestructuradora con tres personas. Una de ellas, Gerardo Esquivel, debió dejar su cargo como entrenador del equipo de Sión (uno de los más fuertes del país) para asumir como dirigente.
Juan Acuña, con breve experiencia como jugador colegial, se acercó y le pidió a Esquivel que lo educara como entrenador. Al poco tiempo, Acuña tomó las riendas de los equipos colegial y profesional.
“No hubo dudas, cuando una persona es humilde y pide ayuda es porque tiene interés. Fue tan bueno el inicio que el primer año campeonó con Sión, tanto a nivel colegial como en Primera División. Luego tuvo rachas de ganar varios torneos seguidos, siempre con la esencia del triunfo porque se trabajaba muy bien”, rememora Esquivel sobre aquella época.
Con el paso de los años, el equipo de Sión fue obteniendo patrocinios y cambiando de nombre. Sin embargo, hay uno que destaca sobre el resto: Zepol, campeón 12 veces en la rama femenina y recordado como uno de los mejores equipos que ha dejado el país.
No obstante, en medio de esa hegemonía de Acuña hubo otro equipo que empezó a reforzarse, poco a poco hasta no solo terminar con el reinado de Zepol, sino que ganó por su cuenta 10 campeonatos consecutivos. Ese equipo era Zapote y su entrenador Braulio Godínez, responsables de una de las rivalidades más destacadas del voleibol nacional.
“Siempre a las finales llegábamos con equipos bien construidos, por lo que quien pudiera agregarle algún factor desequilibrante ganaba”, comenta Godínez. “Juan aportó una corriente muy importante para el país, ya que no solo fue entrenador, sino también dirigente y patrocinador. Ayudó a muchos jugadores, detectando talentos de diferentes cantones y trayéndolos a su equipo donde les brindó becas de estudio y mejores condiciones de entrenamiento”, finalizó el actual técnico de la Universidad Nacional.
De esta manera, el equipo inicial de Sión se fue transformando con los años (Sión-Otec, Zepol, Hitachi) hasta convertirse en San José, una de las asociaciones más importantes del voleibol costarricense y actual campeón de Primera División tanto masculino como femenino.
De hecho, fue con San José donde Acuña entró de lleno al papel de administrador del equipo, además de empezar a cosechar sus primeros éxitos como entrenador masculino.
Para muchos, más allá de sus logros con Zepol, el verdadero legado de Acuña lo tiene con el cuadro capitalino, donde su calidad en liga menor, Juegos Deportivos Nacionales y Primera División siempre estuvieron presentes.
“En los últimos años Juan, con el equipo de San José, logró construir cuadros un escalón arriba del resto, y con el apoyo de su hijo Pablo logró ganar ambas ramas en el Apertura de este año”, recalcó Godínez.
Como cabe esperar, todo ese recorrido llevó a Acuña a las selecciones nacionales, con las que sumó más trofeos a su palmarés durante varios años.
“Con las selecciones nacionales fue campeón centroamericano, hubo un momento que lo fuimos hasta por 10 años invictos. Juan era artífice de eso, un icono del voleibol nacional que será irremplazable”, afirma Esquivel.
Por su parte, Travieso, también extécnico de selecciones nacionales, considera: “Juan tenía su carácter y no compartía con muchos entrenadores, pero con quienes sí era muy bondadoso y carismático. Tengo que agradecer lo mucho que hizo por mí: logró que me reconocieran como entrenador en este país”.
Finalmente, Juan Acuña dejó de entrenar debido a problemas de salud. Ya había cedido las riendas del equipo femenino y la liga menor a Ignacio Araya en 2017, producto de una enfermedad de Charcot que le quitó su pie izquierdo, mas no así las ganas de continuar dedicándose al deporte que amaba.
Su hijo Pablo Acuña terminaría por dirigir al equipo masculino en 2020, cuando Juan decidió continuar al frente de la parte administrativa y financiera. Dos años después, como último semestre de voleibol, pudo ver a su hijo levantar esos trofeos que él tantas veces levantó como entrenador, con San José venciendo en las finales del Apertura 2022 y sus jugadores acercándose a tomar una foto que queda para la historia.
COLABORACIÓN: Julián Blanco. Estudiante de Periodismo de la Universidad de Costa Rica y escritor apasionado por el deporte costarricense.
Foto: San José venció 3–2 a Atenas en el tercer juego de la final ante Atenas. En el medio, con trofeo en mano, está Juan Acuña acompañado de su hijo Pablo y los jugadores de San José. Créditos: San Jose Vball / Facebook.